Ha sido un lujo contar con la visita de nuestras madres y sus amigas para ver la exposición etnográfica, pues ellas pertenecen a esa generación que creció rodeada de todos estos enseres y que vio su vida transformada con el uso de la luz eléctrica o de las innovaciones tecnológicas.
Ellas vieron a sus madres comprar el aceite a granel, o fueron enviadas a comprar la leche con su lecherita; ellas jugaron con la Mariquita Pérez como única muñeca e hicieron la colada a mano o enfriaban con hielo los alimentos... ¡Gracias a todas por luchar tanto en la vida y por transmitirnos el amor por las pequeñas cosas!
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